Guión: Alan Grant, Chuck Dixon, Dennis O’Neil, Doug Moench, Christopher Priest, Garth Ennis.
Dibujo: Vince Giarrano, Tommy Lee Edwards, Mike Wieringo, Jim Balent, Barry Kitson, Kelley Jones, Graham Nolan, John McCrea, Matt Haley, Frank Fosco,Bret Blevins, Norm Breyfogle, Dave Taylor.
Páginas: 504.
Precio: 42,50 euros.
Presentación: Cartoné.
Publicación: Enero 2018.
Sea un tebeo mejor o peor, La muerte de Superman (aquí, su reseña), lo cambió absolutamente todo. La decisión de DC de matar al Hombre de Acero, aunque realmente nunca se quisiera acabar con él, lanzó al cómic de superhéroes a los titulares de la prensa. La escala de las historias se convirtió en algo importante y el objetivo era que la escala de las historias fuera cada vez más y más grande. Para Batman, después de La caída del murciélago, la historia casi paralela a La muerte de Superman en la que Bane le rompía la espalda, el comienzo de esa nueva era fue Contagio. Un virus mortal y sin cura asolando Gotham es un punto de partido sugerente y atrevido. Pero hay dos problemas en Contagio. El primero es que el grueso del relato se centró en la búsqueda de los supervivientes fuera de Gotham, lo que resta dramatismo al relato. El segundo, que eso mismo hace que esta, más que de una historia de Batman, lo sea de sus secundarios, en especial de Robin, que es claramente el personaje que más aporta en todos los momentos de este evento. Se podría argumentar también que Contagio, el evento, acaba bastante antes de lo que lo hace el volumen, que cuenta con tres largas historias, una de Robin y dos de Batman, que se llevan casi 200 páginas del libro y que añaden algo más de emoción a un final no demasiado climático.
La cuestión es que, a pesar de los problemas que lógicamente tiene un evento de esta envergadura, hay tantos escritores que conocen tan bien a Batman y a su universo, que la cosa no sale nada mal. Alan Grant, Chuck Dixon, Denny O’Neil y Doug Moench son tipos que condujeron las historias del Caballero Oscuro durante mucho tiempo, en algún caso varias décadas, con lo que la fidelidad al espíritu está asegurada. Quitando la parte detectivesca, y ahí es donde más se echa de menos a Batman porque son sus subalternos quienes llevan la voz cantante (Azrael y Robin fundamentalmente), Contagio no deja de ser una historia de acción frenética. Las implicaciones personales de Robin son, de largo, lo mejor que ofrece este volumen, sobre todo en el espléndido segmento que escribe Dixon y en el que se ponen sobre la mesa todos los problemas y todos los dilemas que atenazan a Tim Drake por su identidad secreta. Ahí es cuando uno cree que, de verdad, la historia tiene el drama que debería de tener si aconteciera en la vida real. O incluso en el buen relato de la Cazadora que escribe Christopher Priest con una heroína que aquí no tiene demasiado protagonismo pero que con esta aparición se gana un papel mucho más dominante en eventos que llegaron después. La aparición de Catwoman también es interesante.
Pero Contagio es un evento difícil de manejar. Quizá demasiado sectorializado. Quizá con Batman demasiado pendiente de todo, cuando se antoja imposible. Pero si en su historia sirve para encontrar a algunos de los escritores notables de Batman de la época, lo mismo podemos decir del dibujo. Hay de todo, incluso algunos rasgos demasiado noventeros en la Hiedra Venenosa de proporciones imposible que dibuja Vince Giarrano en comparación con la de Mike Wieringo o Jim Balent, pero como muestra de este formidable catálogo es inevitable quedarse con los números post Contagio que cierra el libro, el primero de ellos jugando con el mundo de las alucinaciones, plasmadas por cinco dibujantes diferentes, incluyendo al referente inevitable de la época, Norm Breyfogle. No hay en este libro mucho material que podamos considerar mítico, y no hay imágenes tan icónicas como las que sí dejó antes La caída del murciélago, pero en general el nivel es bastante bueno. Lo mismo se puede decir en general de Contagio. Siempre tiene su gracia ver a una ciudad como Gotham al borde del desastre, pero también es cierto que la escala de este conflicto se quedó pequeña en comparación a lo que llegó después, Catalismo (aquí, su reseña) y Tierra de nadie (aquí, reseña de su primer volumen). Aún así, disfrutable.
El volumen incluye los números 15 y 16 de Azrael, 529 a 532 de Batman, 4 de Batman Chronicles, 48 a 52 de Batman: Shadow of the Bat, 31 y 32 de Catwoman, 695 y 696 de Detective Comics y 27 a 30 de Robin. El único contenido extra son las portadas originales de Brian Stelfreeze, Rodolfo Damaggio, Mike Wieringo, Jim Balent, Barry Kitson, Kelley Jones, Graham Nolan y Carl Critchlow.
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