Editorial: Ediciones Dimensionales.
Guión: Jim Zub.
Dibujo: Djibril Morissette-Phan.
Páginas: 136.
Precio: 15,95 euros.
Presentación: Rústica.
Publicación: Mayo 2018.
Probablemente, lo mejor que se puede hacer para leer este primer volumen de Glitterbomb sea no seguir con estas líneas, no acercarse a la sinopsis de la contracubierta (aunque se agradece que esta no revele demasiado sobre el contenido y, sobre todo, de las sorpresas de la historia) y eludir cualquier spoiler. Aquí intentaremos no contar demasiado tampoco, pero en algunos casos resultará inevitable para poder hablar del efecto que provoca este tebeo escrito por Jim Zub y dibujado por Djibril Morissette-Phan. ¿Preparados entonces para que sigamos hablando? Perfecto. No hay más que llegar a la segunda página para entender el porqué de este deseado secretismo, incluso aunque la portada ya indique de una manera sutil pero clara por dónde van a ir los tiros. Porque la manera en la que los autores transforman esta crítica a la manera en la que el mundo del espectáculo desprecia y denigra a la mujer según va cumpliendo años es sencillamente impactante. Y acertada. Porque, al fin y al cabo, sirve bien a la metáfora. El mensaje del tebeo, más allá del entretenimiento que proporciona después, está en esas dos primeras páginas. Una actriz a la vez madre de mediana edad, un agente de Hollywood, y una conversación sobre lo que cada uno puede ofrecer al otro. Y ya está, con la respuesta de ella queda todo más que claro.
Zub deja claro desde el primer momento que va a moverse en dos escenarios, una mezcla entre realidad y fantasía de ciencia ficción oscura que no es nueva. Sí puede serlo en cierta medida el primero de los escenarios que propone, porque sigue siendo poco habitual, cada vez menos afortunadamente, ver la parte más despreciable del mundo del entretenimiento del que todos formamos parte, a un lado o a otra de la pantalla. No es una obra oportunista que quiera sumarse al carro del escándalo Wenstein o de los populares hashtags de Twitter, sino que es la expresión de lo que muchos piensan y pocos dicen, y menos aún son tomados en serio cuando lo explicitan. Hollywood es cruel con las mujeres, las jóvenes y las que ya no lo son tanto. Y ya iba siendo hora de que una historia le diera la vuelta a la tortilla. Podrá ser más o menos discutible el camino que Zub escoge para este fin o las al final escasas explicaciones que da sobre su fantasía, pero funciona como un tiro, desde su casi tarantiniano arranque hasta un final que no esconde la influencia que tiene Carrie sobre él. Y entre medias, un universo creíble en todos sus aspectos, cercano gracias a sus personajes, casi personas, para que el lector se sumerja en él y con el festival de sangre, violencia y cierto erotismo que exige la historia.
Como se desprende de esas últimas líneas, Glitterbomb no es una serie pura de género, sino que mezcla elementos muy diferentes. Hay toques de historia costumbrista, hay terror, hay ciencia ficción… Y por eso es importante que el dibujante entienda esas variantes para que la serie sea efectiva. Morissette-Phan lo hace y deja un dibujo muy interesante al que se pueden encontrar múltiples referentes pero que, en su conjunto, adquiere una personalidad notable. Lo fantástico le permite una puesta en escena notable. Los diseños son más eficaces que originales, pero hay que reconocer que hemos llegado a un punto en el que lo hemos visto casi todo, por lo que eso basta para que la serie cumpla con lo prometido. Farrah, la protagonista, es el gran acierto de Glitterbomb a todos los niveles. Morissette-Phan convierte al personaje femenino principal en el nexo entre los dos mundos. La historia se conduce a través de esta actriz, que ya no es joven pero que dista mucho de estar en edad de jubilación. Y no es fácil decir si en los lápices del ilustrador es más convincente la vertiente triste y patética de su vida o su renacimiento como algo totalmente diferente. Glitterbomb es una agradable sorpresa. Debatible, sin duda, porque juega al despiste con el tema que trata para irse a otros escenarios más propios del género, pero con muchos puntos a favor.
El volumen incluye los cuatro números de Glitterbomb, publicados originalmente por Image entre septiembre y diciembre de 2016. El contenido extra lo forman las portadas originales de Djibril Morissette-Phan, Steven Cummings, Christian Ward, Marguerite Sauvage, Vivian NG, Trevor Jameus y Ray Fawkes, una galería de diseños y relatos de Holly Raychelle Hughes.
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