Guión: A. J. Lieberman.
Dibujo: Mike Huddleston, Nathan Fox, Steve Yeowell,Charlie Adlard.
Páginas: 320.
Precio: 30,50 euros.
Presentación: Cartoné.
Publicación: Noviembre 2017.
Harley Quinn es un personaje relativamente fácil de manejar. Es divertida, es colorida, es una mujer con la que se puede jugar a ambos lados de los límites de la moralidad, es ingeniosa, se le pueden dar diálogos rápidos y chispeantes y se pueden meter todo tipo de locuras en sus aventuras. Pero ahora viene lo difícil: encontrar algo diferente que no nos lleve a pensar que ese escenario de confort es lo único que se puede ofrecer. En Venganza ilimitada, volumen que reúne los dos últimos grandes arcos argumentales de la serie original de Harley Quinn, peca de eso. No es un mal tebeo, no se lee ni mucho menos con desagrado, pero en el fondo no explora demasiado las posibilidades del personaje, simplemente se deja llevar en un escenario más o menos ingenioso, por un lado un misterioso asesino que ataca mientras Harley empieza a sentir ciertas emociones por un poli y por otro el secuestro de una niña que vale su peso en oro, pero que al final no pasa de ahí y cae en un pequeño olvido. Son historias que todo fan de Harley disfrutará, incluso que tienen su gracia para conocer al personaje, aunque no sea ni mucho menos la mejor vía, pero que al final no dejan en la memoria del lector la huella que necesita Harley. No son, dicho esto con todo el cariño, historias lo suficientemente locas y atrevidas para lograr ese resultado.
Y eso que hay momentos en los que A. J. Lieberman, escritor de todo el volumen, sí que encuentra esos escenarios de interés. Puede sonar a tópico, pero tiene mucha gracia ver a Harley colada por un agente de la ley, con todo lo que eso implica, desde un diván profesional en el que ejerce como Harleen Quinzell pero con otra identidad. O comprobar cómo reacciona el Joker ante esa posibilidad. E incluso ver a Harley negociando con una niña de doce años tan descarada como lo puede ser ella misma. Hay detalles. Pero los misterios funcionan peor o se resuelven de una manera mucho menos satisfactoria. En la primera historia, acaba dando igual quién sea el asesino al que vemos tratar de ahogar a Harley desde las sombras para que no tengamos clara su identidad desde las primeras páginas, porque se impone esa relación sentimental ya mencionada, incluso aunque no sea el punto central del arco. Y en la segunda hay que afrontar un final complejo, nada fácil de encajar con lo que hemos leído hasta ese punto, ni en su clímax ni en su epílogo. Es, y eso parece evidente, el mensaje definitivo y final de Lieberman sobre el personaje y es, con diferencia lo más arriesgado que hay en este volumen. Quizá llega un poco tarde para salvar la etapa y no parece casualidad que coincida con el final de la serie, porque supone un punto y aparte bastante radical.
En lo visual no estamos tampoco ante un etapa memorable aunque sí es bastante eficaz en algunos aspectos. Mike Huddleston es el ilustrador principal de esta fase y, si bien puede dejar algunas dudas en el conjunto, sí que da vida con mucha solvencia a Harley, le aporta una finura de movimientos que es bastante agradable y carismática, simplificando mucho las líneas y jugando acertadamente con las sombras y con el movimiento. Charlie Adlard, en el número final, es el más interesante. Steve Yeowell hace una aportación quizá un poco más completa, pero su Joker es algo insulso y resta algo de eficacia al número. Y Nathan Fox se lanza a unos tonos quizá demasiado oscuros. Todo eso también ayuda a que el dibujo de Huddleston convence un poco más, pero lejos de lo que sí han conseguido los artífices visuales de la Harley moderna y, por supuesto, del efecto que creó el personaje con el diseño original de Bruce Timm en la mítica serie de dibujos animados de Batman. Venganza ilimitada cierra, como decíamos, la andadura original de Harley Quinn como protagonista de su propia serie, que fue de más a menos sin haber llegado a convencer del todo. Pero es Harley Quinn, y eso significa que siempre hay algún resquicio, alguna broma, alguna escena o alguna locura que va a hacer que le cojamos cariño a sus aventuras. No es que aquí sean multitud, pero las hay.
El volumen incluye los números 26 a 38 de Harley Quinn, publicados originalmente por DC Comics entre noviembre de 2002 y noviembre de 2003. El único contenido extra son las portadas originales de Mike Huddleston y Scott Morse.
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