Guión: El Torres.
Dibujo: Fran Galán.
Páginas: 112.
Precio: 25 euros.
Presentación: Cartoné.
Publicación: Abril 2018.
Lo que uno recibe de Goya. Lo sublime terrible es tan apabullante, que quizá la mejor manera de comenzar estas líneas sea dejando clara la más profunda admiración que provoca este trabajo de El Torres y Fran Galán. Hay que tener mucho valor para coger a una de las figuras fundamentales de la pintura español y convertirle en el protagonista de una suerte de fábula de terror oscura que no se aleja de la realidad pero al mismo tiempo la complementa con semejante ejercicio de imaginación y genialidad. Y valor, arrojo, osadía, incluso si se quiere un punto de insensatez, es algo que lucen con orgullo tanto El Torres como Galán. Se ve en unos diálogos impresionantes, ágiles, dinámicos y certeros, y se siente en la formidable traslación de esas palabras a un dibujo que tiene la vocación de ser arte. Tener en las manos uno de esos libros, raros e infrecuentes, que uno sabe que no se están agotando en una primera lectura, es algo mágico. Conseguir que al mismo tiempo nos sintamos dentro de ese universo oscuro que acecha a Goya pero también dentro de su particular relación con la Duquesa de Alba merece elogios. Muchos. Lo sublime terrible es uno de esos raros prodigios que merecen críticas entusiastas, premios y menciones. Pero sobre todo pide a gritos que el lector sea tan valiente como los autores y comprenda la dificultad de algo tan soberbio.
Para enjuiciar el trabajo de El Torres es difícil alejarse de las pinceladas que ofrece el sabio Rafael Marín en su introducción, por lo que desde aquí, y para no condicionar la lectura, recomendamos primero abordar el cómic y después deleitarse con el prólogo. Porque página a página vamos a comprobar cuánta razón tiene Marín. El Torres tiene una asombrosa capacidad de hacer hablar a sus personajes de una manera adecuada. Suenan a su época, pero nos llegan como si nos estuviera hablando el compañero de trabajo que se sienta a nuestro lado. Ha buceado tanto en la historia que quiere contar y en sus personajes, que no siente la necesidad de rellenar todos los huecos para hacer el trabajo más accesible o complaciente. No, Lo sublime terrible no quiere ser fácil. No lo es. Pero es que tampoco lo necesita porque sus armas son otras. El Torres nos acompaña en un viaje inclasificable cargado de emociones bien distintas. El terror de lo cotidiano, la diferencia de la genialidad, el poder del erotismo, el magnetismo de la obsesión. Y así podríamos seguir hasta el infinito, porque una de las maravillas de esta obra es que no trata sobre algo concreto, sino sobre incontables cuestiones de mucho más calado. No se trata solo de ver a Goya, como le hemos visto en docenas de obras de ficción, sino de entrar en su cabeza. Como si eso fuera algo sencillo.
Y lo que hace Fran Galán es igualmente superlativo. Qué manera de fusionar una realidad con la aterradora ficción. Qué forma de construir figuras y personajes que honren el arte de un genio universal. Y qué manera de llevar a la página estilos tan diferentes de dibujo sin que parezca que estemos ante obras diferentes o que busquen un simple homenaje visual ala figura de referencia de este cómic. Galán consigue, con el sensacional apoyo de las palabras y las ideas de El Torres, que veamos a través de los ojos de Goya, que nos asomemos a un mundo enfermizo y aterrador sin medias tintas. Sublime y terrible todo. Desde el esfuerzo para que la documentación se vea en cada viñeta hasta la profunda sabiduría visual que hay en cada pequeño recurso gráfico, desde las cambiantes expresiones de Goya para mostrarle en todos los estados de ánimo y salud posibles hasta las manos que se hunden en la carne del pecho de la Duquesa de Alba en una de las escenas más aterradoras del libro. No hay detalle que no tenga su peso narrativo, en las luces y en las sombras, en su increíble trazo y en el portentoso trabajo de color que tiene el libro. Podríamos concluir con alabanzas de muchas maneras, pero quizá lo que procede es que nos dejemos de correcciones políticas: Goya. Lo sublime terrible es una jodida obra de arte.
El contenido extra lo forman una introducción de Rafael Marín y un artículo de Alejandro Romero con anotaciones de El Torres y bocetos de Fran Galán.
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