Guión: Anabel Colazo.
Dibujo: Anabel Colazo.
Páginas: 116.
Precio: 10,90 euros.
Presentación: Rústica con solapas.
Publicación: Octubre 2017.
“Están ahí fuera. Es un secreto”. Esa es la frase con la que Anabel Colazo nos arrastra en Encuentros cercanos exactamente a lo que sugiere el título. Es una obra sobre ovnis, sobre esos encuentros en la tercera fase que Steven Spielberg convirtió en excelencia cinematográfica, pero desde un punto de vista íntimo, modesto y cercano. No suena de fondo la música del maestro John Williams. De hecho, no suena nada. Solo el sonido de las voces de los personajes con los que nos obsequia Colazo. Y la pregunta que queda en el aire es si Encuentros cercanos es una obra ambiciosa o modesta, porque en realidad, y dentro de la interesante estructura que va creando la autora, se puede entender de las dos maneras. Ese es el gran acierto de un tebeo que nos quiere acercar a unos hechos que, como sucede con los mismos personajes, hay quien cree a pies juntillas y quienes solo hacen que creen en ellos. La obra es, de esa manera, un peculiar salto de fe. Colazo demanda algo similar y sale airosa de la apuesta. Siempre intriga, a cada página nos invita a pasar a la siguiente, con cada salto temporal nos mete aún más en su creación de una historia viva y abierta, una que va sumando sucesos inexplicables que reunir en artículos sobre el tema pero que, desde un punto de vista personal, van creando una historia tan particular como esta.
Más abajo nos adentraremos en su dibujo, pero es casi una verdad inmutable que el hecho de contar con un trazo sencillo invita a pensar en una obra, digamos, menos ambiciosa. Y eso es un error. El estilo no predispone el tono de la obra, y Colazo nos brinda aquí una buena muestra de ello. Su historia es madura, adulta y compleja. Lineal en cuanto al tiempo pero cargada de sorpresas. Empezamos con las aventuras de un niño que quiere creer en las hadas y terminamos con la de una joven que no sabe si creer en los extraterrestres. Y entre medias no dejan de suceder cosas. El centro emocional de Encuentros cercanos acontece en un pueblo en el que se queda atrapado durante un par de días un joven, ese niño ya crecido, después de sufrir un extraño incidente mientras conducía. Y es ahí donde ficción y realidad se confunden y nos confunden. ¿En qué creemos cada uno de nosotros? ¿Creeríamos a alguien que nos contara que ha sido abducido? ¿O le tomaríamos por loco, por muy verosímil que fuera su relato? ¿Tomamos en serio a quien cuenta una historia teóricamente de ficción como si en realidad nos estuviera intentando convencer de su realidad? Colazo nos hace plantearnos todas estas cosas, con lo que no es poco el acierto que encierra de cómic, el primero de gran extensión de su autora tras debutar en solitario hace dos años con El cristal imposible.
Volvamos ahora a la parte visual. El primer acierto es dejar la historia en blanco y negro, algo que parece decisivo para que ese trazo simple, esos personajes casi esquemáticos, cobren una seriedad casi imposible de creer. Colazo nos da una pista evidente de lo que dibuja en el título del libro. Se trata de buscar cercanía, no espectacularidad. Y es que, aunque parezca de perogrullo, su dibujo no es espectacular. No quiere serlo y, en realidad, no necesita serlo. Es un dibujo fácilmente asociable a la amalgama de estilos que propugna Nimio (aquí, reseña de su primer número), revista en la que colabora Colazo. Con esa referencia, ya queda claro que no todo el mundo va a conectar con facilidad con esta forma de entender la narración gráfica, a pesar de que beba de recursos muy populares y de un formato de página bastante clásico. Pese a su sencillez (¿o es por causa de ella?), los personajes de Colazo transmiten muchísimo, y eso es lo que, al final, hace que su propuesta estética sea valiosa. Encuentros cercanos es un tebeo extraño porque quiere serlo, porque quiere acercarse de esta manera pseudocumental y muy íntima a un suceso del que habitualmente hablamos con las imágenes de una gran superproducción de Hollywood, lo que demuestra que siempre hay vías diferentes para hablar de lo mismo. Todo ello convierte este cómic en una propuesta original y arriesgada.
El único contenido extra es un artículo de Anabel Colazo sobre el fenómeno ovni.
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