Guión: Alan Moore.
Dibujo: Gene Ha y Zander Cannon.
Páginas: 256.
Precio: 25 euros.
Presentación: Cartoné.
Publicación: Abril 2017.
Decir que Alan Moore es un creador excepcional es algo que no tiene mucho mérito, después de haber firmado algunos de los cómics que revolucionaron la historia del medio desde hace ya algunas décadas. Esa, no obstante, es la explicación de este volumen de Top 10. La serie (aquí, su reseña) nació como una manera de llevar el ambiente de Canción triste de Hill Street, con mucha diferencia una de las mejores series de televisión de su época, a un entorno en el que casi todo el mundo posee superpoderes. ¿Cómo podría hacer Alan Moore una secuela? Pues saliéndose de lo convencional. Primero, con una precuela, The Forty-Niners, que resulta algo menos atractiva precisamente porque en el fondo se atisba un cierto paralelismo con la serie original pero con otros protagonistas. Eso sí, es atrevida en lo temático y en lo argumental, con lo que el mismo hecho de compartir sensaciones y objetivos con Top 10 ya hace que la lectura merezca la pena. Pero lo verdaderamente divertido es cuando Moore coge a dos de sus personajes originales, Jeff y Robyn, y se los lleva de paseo al mundo natal de este primero, convirtiendo Top 10 en la locura cómico-fantástica que desarrolla a la perfección a esos dos personajes y que no pierde el atrevimiento y que resulta incluso más osada dentro de ese festival de color y criaturas extrañas que es Smax.
Dado que The Forty-Niners juega a ser un poco lo mismo que Top 10, tiene su gracia en la elección del momento temporal, 1949, el inicio de la era de Neopolis, de esta sociedad de superpoderes, robots y criaturas conviviendo como si fuera lo más normal del mundo. Quizá, en ese sentido, sea el Moore menos Moore desde que dejó de lado a los superhéroes licenciados, pero como Moore siempre es Moore la gracia está en ir pillando los vínculos. Hay personajes que se aparecen o se mencionan en Top 10 que tienen un papel más importante en The Forty-Niners. Así, no es una precuela simplemente por hacer una precuela, y es por ese lado por el que sí se nota la impronta del autor. Y la historia, qué demonios, es buena, solo que tiene un cierto sabor a que ya lo habíamos visto en la serie original. El dibujo de Gene Ha, no obstante, es tan acertado como suele ser habitual en él, sacando todo el partido posible tanto a los personajes como a los escenarios. Y además contribuye muy bien a que se mantenga la frescura de la serie original, complementada por el acierto de Art Lyon a la hora de dar un color de tonalidad sepia que, sin llegar al blanco y negro del cine de la época que retrata, sí que nos invita a dar un salto atrás en el tiempo, con lo que la sensación de que estamos completando la mitología de Top 10 es tan acusada como agradecida.
Pero el salto hacia adelante, uno mucho más propio de Moore, está en Smax. Si teníamos una historia urbana en Top 10, el cambio más radical es, precisamente, abandonar la ciudad. Se mantiene la divertidísima mecánica de buddy movie entre Jeff y Robyn, pero se traslada a un entorno de alocada fantasía heroica, lo que abre el abanico de posibilidades en cuanto a los diálogos punzantes que tanto le gustan a Moore, en cuanto a las situaciones rocambolescas e incluso para recordarnos que el universo de Top 10 se abre a muchas más cosas que a la acción policial. El escritor se lo pasa en grande trazando paralelismos sobre lo que es aceptable en una sociedad y en otra, partiendo de la base de la relación de Jeff con su hermana Rexa, y en la divertidísima interferencia que supone Robyn. Para los chistes que Moore deja al margen, en subtramas igualmente inteligentes aunque tengan un aspecto más ligero, Zander Cannon se convierte en el aliado perfecto con su caricatura. Smax es, de esa manera, una rocambolesca mezcla entre continuación natural y cambio radical, de una forma en la que no hay muchos autores que sean capaces de moverse tan a gusto como Moore. Sin llegar a la cúspide de sus trabajos, desde luego estas dos miniseries derivadas de Top 10 son una buena muestra de su talento. Y ambas, además, muy bien dibujadas en dos estilos muy diferentes.
El volumen incluye los cuatro números de Top Ten: The Forty-Niners, publicados originalmente por DC Comics a través de su sello Vertigo entre X y X de X, y los cinco de Top 10: Smax, de entre octubre de 2003 y mayo de 2004. El contenido extra lo forman las portadas orignales de Gene Ha y Zander Cannon y un artículo de Jorge García.
Podéis ver imágenes de este título aquí y aquí. Y en nuestra galería de Facebook podéis acceder a todas las páginas que mostramos de todos los títulos que comentamos.