Guión: Sonny Liew
Dibujo: Sonny Liew.
Páginas: 128.
Precio: 16,95 euros.
Presentación: Cartoné.
Publicación: Julio 2017.
Hay mucha genialidad en El arte de Charlie Chan Hock Chye. Una historia de Singapur, porque Sonny Liew ha encontrado una espléndida manera de repasar, como dice el subtítulo de la obra, el devenir a lo largo del siglo XX de su país de residencia, porque él nació en Malasia. Lo hace a través de un autor de cómics del que nos va contando su afán por convertirse en uno desde su más ingenua adolescencia, y del que nos va mostrando obras ficticias que contienen claras alegorías sobre la actualidad de cada momento. Es una especie de mezcla entre documental, libro de texto, exposición e historia de ficción, todo en uno. Es, en ese sentido, una obra de enorme ambición. Eso se respira en cada página, porque hay un plan elaboradísimo tanto en lo narrativo como en lo visual, donde Liew se obliga a cambiar de estilo cada dos por tres no solo para las ilustraciones sueltas sino también para crear el de Charlie, un estilo que va cambiando con el paso de las series y de los años. Eso mismo, no obstante, puede jugar en su contra. Singapur no forma parte del saber popular que nos ha transmitido el cine y la literatura. No está tan al alcance del lector medio. Y aunque Liew hace un esfuerzo casi sobrehumano para que todo quede claro, la ausencia de referencias reales limita su alcance, al menos en Occidente.
Es una pena que la cultura juegue en contra del arte en este caso, pero es obligado decirlo, porque El arte de Charlie Chan Hock Chye es una obra muy exigente en ese sentido. Si nos dejamos llevar por su ficción, si nos metemos en la piel de ese muchacho que intenta hacer una carrera en el mundo del cómic, todo resulta más fácil. Pero sin apoyarse continuamente en las notas que hay al final del volumen o incluso en libros de historia, hay matices que inevitablemente se van a perder. Liew es tan consciente que incluso apela en algún momento al lector para ir a ese apéndice final que complete sus pretensiones. Entramos así en el eterno debate sobre la necesidad del arte de ser plenamente comprendido por el lector para alcanzar todos sus objetivos. En eso, tenemos un déficit cultural importante, porque nos falta información con la que captar a la primera las analogías y las parábolas que hay en los deliciosos cómics infantiles que hay en el libro. Liew, en todo caso, crea una obra sensacional, narrativamente irreprochable, llena de esfuerzo e imaginación que funciona a muchos niveles diferentes. Exige mucho pero da también mucho. No es una lectura fugaz, ni por lo que demanda ni por su extensión, pero al final del libro quedan muchas moralejas, históricas sobre Singapur pero también sobre el cómic como medio de comunicación y como forma de vida.
Ahí está la genialidad de El arte de Charlie Chan Hock Chye, que bajo la apariencia de una biografía, de un ensayo, de una exposición y de un documental, esconde un trabajo visual soberbio. Podemos suponer que el auténtico Liew es el que abre y cierra el libro, el que nos cuenta el aquí y ahora de su autor de ficción con el paso de los años. ¿Pero cómo no maravillarse también con su delicioso homenaje a Disney, a Marvel y a tantas otras maneras de entender la creación dibujada? ¿Cómo no disfrutar con cómics, tiras de prensa, lienzos y bocetos, que de todo hay en este recorrido vital tan minuciosamente detallado? La ambición es también remarcable en cuando al aspecto gráfico del libro y el triunfo es, en este sentido, incontestable. No entender las alusiones históricas no frena de ninguna manera el entusiasmo que genera el dibujo, un auténtico tour de force visual, un homenaje a la misma historia del noveno arte y a la forma no solo en la que se fue construyendo sino en la que se fue percibiendo por lectores que, en décadas pasadas, no tenían el acceso a material de todo el mundo y de toda época como tenemos ahora. Eso hace que El arte de Charlie Chan Hock Chye sea una auténtica delicia que supera todas las barreras culturales a las que hacemos frente para vibrar con lo que nos cuenta Liew como él mismo vibra al relatarlo.
Joyce Sim publicó originalmente la obra en 2015. El libro no tiene contenido extra.
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Estimado Juan ,
Muchas gracias por tan acertada crítica. Un saludo.
Enrique Larrea
Editor de Amok ediciones