Editorial: Apuf Entertainment.
Guión: P. M. Reilly.
Dibujo: George Kambadais y Fabián Cobos.
Páginas: 24 cada uno.
Precio: 1 euro / 1,25 euros.
Presentación: Grapa.
Publicación: Noviembre 2016 / Febrero 2017.
Hay un énfasis bastante notable en reivindicar una muy desconocida historia para que Armatura Uno tenga un poso relevante, y está bastante explicado en la página introductoria del primer número de esta serie escrita por P. M. Reilly y dibujada por George Kambadais y Fabián Cobos. Pero lo que viene a continuación tiene menos que ver con esa arqueología comiquera y mucho más con el tipo de cómic que Robert Kirkman nos viene ofreciendo ya desde hace algunos años. No es difícil ver trazas de Invencible (aquí, reseña de su primer número) o incluso de Tech Jacket (aquí, su reseña) en las aventuras de Billy, el chico que encuentra la armadura que da título a la serie y que le confiere unas habilidades extraordinarias para sobrevivir en un mundo que, a priori, le viene grande. Y como el propio Kirkman, en realidad, no hacía más que homenajear al cómic de superhéroes más clásico, el de la Marvel de los años 60, no es difícil asimilar el tipo de tebeo que nos ofrecen Reilly y Kambadais. Y es uno que, incluso desde esa apreciable ingenuidad que hay en todo el relato, cumple sobradamente con sus objetivos. Diversión, aventura y fantasía con un protagonista que busca una conexión inmediata con lectores jóvenes y que quiere sentar las bases de una mitología mucho más extensa que arranca siguiendo casi al pie de la letra el libro imaginario de cómo hacer un relato de origen.
Así entramos en la habitual paradoja que afecta a los cómics que tienen referentes tan claro. Ofrecer lo que se espera es un síntoma de que se comprende el género, y no hay duda de que Reilly se ha empapado de los mejores, de los ya mencionados títulos de Kirkman pero también de Spiderman o de cualquier otro cómic de héroe joven con mentor aprendiendo a usar sus nuevos poderes. Pero al mismo tiempo implica algo importante, y es que no hay demasiadas sorpresas. Lo primero, en todo caso, supera con solvencia a lo segundo, con lo que Armatura Uno es, en estos dos primeros números, un tebeo apreciable y entretenido, lo que tiene que ser por encima de todo un cómic en el que un protagonista adolescente entra en un mundo de superhéroes. Reilly no duda en colocar muchos de los inevitables clichés del género, hay una serie de armaduras como si se tratara de Iron Man, viajes en el tiempo como si estuviéramos en los tiempos primigenios del universo Marvel, una voz femenina en la sombra casi como si fuera la Oráculo que guía a Batman y sus aliados, y un grupo de héroes que bebe de cualquier formación de héroes, desde la Liga de la Justicia a los Vengadores. A la espero del final de este primer arco argumental, el ensamblaje de todo ello es ligeramente predecible, pero eso mismo es lo que aumenta el nivel de homenaje que hay en la serie.
En cuanto al dibujo, el hecho de que se trate de una serie en blanco y negro sí logra marcar una diferencia con respecto a todos los precedentes mencionados. No es habitual encontrar una serie de superhéroes desprovista de color y, aunque solo sea por la novedad, hay que hablar bien del trabajo de Kambadais y de Cobos. Todo parte de un trazo sencillo, de un buen uso de los negros para que tengan un sentido narrativo (los paraguas en el entierro, las sombras en las panorámicas), e incluso el mismo diseño del personaje protagonista nace de una pretensión de esta naturaleza. La idea es que hagan falta pocos trazos para que la historia se comprenda, y en ese sentido Kambadais saca todo el partido posible a la idea. Es verdad que eso limita la espectacularidad de las por ahora todavía escasas escenas de acción, y que también implica un minimalismo en los fondos que es poco habitual en el género, pero también le da ese aire personal. Armatura Uno no llega para reinventar ni revolucionar nada, es un tebeo de género claro, sincero y accesible en el que todavía están por definir muchos elementos pero que, bien llevado y aprovechando los pasos firmes y sin locuras que ha mostrado hasta ahora, puede conseguir el hueco que busca en el saturado mercado del superhéroe, incluso asumiendo que la originalidad no es uno de sus elementos destacados.
Los números no tienen contenido extra.
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