Guión: Stan Lee, Jack Kirby, Denny O’Neil, Jim Steranko y Roy Thomas.
Dibujo: Jack Kirby, Jim Steranko, John Severin, Joe Sinnott, Howard Purcell, Don Heck, Ogden Whitney y John Buscema.
Páginas: 500.
Precio: 39,95 euros.
Presentación: Cartoné.
Publicación: Noviembre 2016.
Es bastante probable que baste con citar los nombres de Stan Lee y Jack Kirby para decirle al lector que el tebeo que tiene entre las manos es uno de esos clásicos que hay que leer. ¿Pero y si se dice que lo que viene después de que ambos dejen la series es todavía mejor? Pues eso es justo lo que sucede con Nick Furia, agente de S.H.I.E.L.D., el volumen que reúne las primeras historias del personaje que se publicaron en Strange Tales, las que contaban con Lee y Kirby como autores, y la transición a lo que a las claras es la etapa definitiva del personaje, la que comandó Jim Steranko. Es ahí cuando Furia encontró el camino que ya habían esbozado Lee y Kirby, el de colocar a un espía, a un veterano de guerra, en un mundo lleno de superhéroes y que, en realidad, bebía de fuentes muy diversas, más de El hombre de C.I.P.O.L. que de James Bond aunque la tentación al buscar referentes en cualquier historia de espías sea la de recurrir a 007. Y lo que resulta es una formidable mezcla entre lo que ya era puro Marvel, algo que se evidencia con la presencia del Capitán América o los 4 Fantásticos, la maravillosa tecnología de aspecto arcaico que Steranko heredó del gran Kirby y la creación de organizaciones imprescindibles para entender este universo, la propia S.H.I.E.L.D, pero también HYDRA o IMA. Una gozada más de los primeros años de Marvel.
Y además una cuya evolución se ve con claridad. En realidad, si no nos queremos fijar demasiado, no hay una diferencia abismal entre la etapa de Lee y Kirby y la de Steranko. Todo es fluido. Los primeros se centraron en HYDRA e IMA como enemigos de Furia y sus muchachos. Buscaron una estructura casi propia de serie de televisión, con sus varios secundarios y sus escenas cómicas, muchas procedentes del choque del ingenuo pero brillante Stitwell con Dum Dum Dugan y, por supuesto, con el propio Furia, con sus gadgets de cine ocultos bajo un elegante traje. Y entonces llegó Steranko y, sin dejar de desarrollar todo lo que Lee y Kirby habían colocado en sus historias, buscó caminos diferentes. La Garra Amarilla era su gran villano (ojo al memorable requiebro final de esa historia), se introdujo la tensión sexual con la Condesa Valentina Allegro de Fonaine y la espectacularidad visual de la serie se llevó hasta las últimas consecuencias, hasta llegar a una descomunal página cuádruple que recoge toda la épica que necesita la batalla final de una gran historia. Y eso sin contar con el brillante número final que cierra el libro, ¡Hoy murió la Tierra!, que supone la guinda definitiva y una de las mejores definiciones de lo que supone Furia en el universo Marvel. Lee no dudó en darle un papel esencial a alguien que, a priori, no tendría que encajar ahí. Pero lo hizo.
Teniendo a Jack Kirby a los lápices, puede sonar paradójico que una de las razones por las que se nota la mejora de la serie es por su dibujo. Pero Kirby era un tipo ya pluriempleado cuando Stange Tales cayó en sus manos, por lo que es evidente que no podía dar lo mejor de sí mismo en estas páginas. Primero fue dejando de ocuparse de los acabados y quedó solo haciendo los bocetos, y finalmente tuvo que dejar la serie. Y ahí es cuando Steranko convirtió Nick Furia, agente de S.H.I.E.L.D. en toda una leyenda. Furia adquirió su aspecto más popular, con su atuendo azul, sus botas negras y su cinturón naranja, dejando atrás el aspecto bondiano de sus primeras aventuras pero sin perder ese componente tecnológico de las historias de espías. Steranko, en todo caso, no quiso nunca traicionar el camino marcado por Kirby en este último aspecto, y tanto los escenarios como las pretensiones son continuistas. Con prestaciones mejoradas, brillantes hasta decir basta, pero continuistas, lo que sirve para contemplar un auténtico festival de acción y combate, la base de un segmento muy particular de Marvel que no ha hecho más que crecer con el paso de los años hasta, de hecho, invadir el mundo del superhéroe de una manera bastante notable. Pero la nostalgia no es, ni mucho menos, la única razón para asomarse a este espléndido volumen.
El volumen incluye los números 21 de Fantastic Four, 135 a 168 de Strange Tales y 78 de Tales of Suspense. El contenido extra lo forman las portadas originales, diversos artículos de Raimón Fonseca y dos ilustraciones de Jack Kirby.
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