CÓMIC PARA TODOS

‘Desierto de metal’, de Diego Agrimbau y Fernando Baldó

desierto-de-metal-comic-portadaEditorial: Grafito.

Guión: Diego Agrimbau.

Dibujo: Fernando Baldó.

Páginas: 112.

Precio: 15 euros.

Presentación: Rústica con solapas.

Publicación: Febrero 2017.

Hay cómics que tienen una historia tan fascinante como la que cuentan en sus páginas, y Desierto de metal es uno de ellos. Diego Agrimbau es argentino y visitó Melilla en 2010 por motivos profesionales y descubrió la mezcla de cultura que hay en la ciudad autónoma. Al poco de regresar a Argentina, Agrimbau descubre que hay un concurso de cómic organización por la Fundación española-marroquí Tres culturas, y el escritor se puso manos a la obra con Fernando Baldó para dar forma a esta historia, una ucronía que acontece en la primera mitad de los años 40, con el régimen nazi dominando buena parte de Occidente y con una ciudad tecnológica, Axedra, como única esperanza del mundo libre. La obra de Agrimbau y Baldó ganó el premio. En 2011. Y no ha visto edición española hasta finales de 2016, después de que sí la hayan podido leer los lectores argentinos e italianos. Ese largo periplo editorial es casi reflejo de la brillante historia que contiene el volumen, que es verdad que se detiene largo y tendido en la explicación de su mundo y eso se come algo de espacio que quizá hubiera necesitado el relato, pero que al mismo tiempo encuentra ahí buena parte de su fuerza, en la enorme imaginación con la que se construye la obra, en el formidable diseño de todos los elementos y en una forma espléndida de resolver la trama planteada.

Es verdad que nunca es fácil dar vida a una historia en un universo que hay que explicar por completo, y que la tentación es precisamente la de explicar lo más posible para que el lector vea lo mismo que el autor, que entienda por qué cada elemento tiene su razón de ser, por qué cada personaje tiene una función necesaria en la historia. No es reproche, por tanto, decir que Desierto de metal incurre en esa situación. Agrimbau, de hecho, hace un gran trabajo para que esas explicaciones estén siempre bien integradas en su narración. El problema es que el tebeo se queda en las 100 páginas, y el hecho de que el desarrollo del relato se produce en el último tercio hace que quede la sensación de que faltan cosas, de que hay elementos que no alcanzan todo su potencial, algo para lo que se habría necesitado una obra mucho más extensa. Pero la labor de condensación es más que correcta. Agrimbau cumple con el objetivo de hablar de las tres culturas que pedía el premio original de una manera fluida y natural, con un punto de partida soberbio y con hallazgos muy interesantes, contando entre ellos el formidable final que tiene la obra, culminación absoluta de la ucronía que retrata, o algunos de los personajes que hay en sus páginas, sobre todo el de Inma, sugerente, interesante y aventurera a partes iguales.

En cuanto al dibujo, Desierto de metal parte de un hallazgo fundamental, y es su diseño. Lejos de llevarse por una estética futurista, Baldó se decanta por un aspecto tecnológico pero industrial. Las máquinas y los droides no disimulan sus mecanismos, son ciencia pero obvia, no refinada, como en realidad tendría que corresponder a esta etapa histórica aceptando por supuesto el hecho de que se trata de una cronología alterada. Pero aparte del diseño, Baldó se muestra como un dibujante espléndido en otras muchas facetas. La forma en la que hace convivir a sus personajes humanos con el escenario y los robots propios de este universo es espléndida, la espectacularidad que aúnan los lugares en que se desarrolla la historia y, por supuesto, el clímax final. Baldó, además, se muestra muy hábil en el uso de las sombras y el blanco y negro con el que se finaliza el dibujo resulta más que adecuado, porque ayuda a que nos sintamos transportados a este mundo. Dicho todo esto, Desierto de metal es, en definitiva, una muy buena obra de ciencia ficción que sabe sacar partido a las obligaciones de un concurso para que sirven a los objetivos de una historia compleja, interesante y muy bien construida, que además da la sensación de que gana en segundas lecturas y que mantendrá su vigencia con el tiempo, precisamente un tema que está más que presente en el cómic.

El contenido extra es un dossier comentado de bocetos y fotografías.

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Esta entrada fue publicada en 27 febrero, 2017 por en Cómic, Diego Agrimbau, Fernando Baldó, Grafito y etiquetada con , , .

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