Guión: Richard Appignanesi.
Dibujo: Óscar Zárate.
Páginas: 192.
Precio: 19,50 euros.
Presentación: Cartoné.
Publicación: Septiembre 2016.
No importa cuánto creamos saber sobre Sigmund Freud y el psicoanálisis, siempre surgirán obras que nos permitan encontrar nuevos ángulos sobre esta figura imprescindible del saber científico. Y no importa cuántas biografías se puedan escribir sobre él, completas o parciales, porque su figura es tan rica que sigue dando para más. Histeria, que encaja en las biografías parciales, se asoma a sus primeros pasos en el terreno de la neurología, sus primeros casos prácticos y los pasos que le llevaron a utilizar el término de psicoanálisis para su trabajo. Richard Appignanesi y Óscar Zárate se adentran en un terreno complejo, pero lo hace de una forma valiente, tanto en lo narrativo (y ojo al final de la obra, una auténtica sorpresa que, en realidad, lo único que hace es apuntalar la importancia de Freud y sus estudios incluso en nuestros días) como sobre todo en lo visual, que es donde la obra alcanza sus mayores logros. La simbología es vital y son las acuarelas en gris de Zárate las que elevan esa presencia a niveles formidables. Histeria es uno de esos cómics que pide a gritos un tratamiento gráfico inusual y Zárate ha sabido encontrar la mejor manera para dar vida a este nuevo trabajo sobre Freud para que parezca algo completamente novedoso incluso para quienes ya se hayan adentrado de maneras diferentes en la vida del padre del psicoanálisis.
Es evidente el esfuerzo de Appignanesi por condensar muchos elementos en su guion. Histeria quiere ser un retrato de Freud, no en vano arranca con el psicoanalista en sus últimos años de vida, pero sobre todo quiere ser un documento sobre sus primeros casos de campo. En eso centra su mayor esfuerzo, en que cada uno de ellos quede muy bien explicado, en que sus bases analíticas sean adecuadas y certeras, en que todo sea comprensible incluso para los profanos en la materia. Y conseguir eso mientras se intenta trazar un perfil personal de su protagonista, que lo hace con mucho acierto, e incluso con la introducción de metáforas y elementos recurrentes, como ese sombrero que siempre parecer escapar de las manos de Freud, no es nada sencillo. Y cuesta, sobre todo en las primeras páginas de la novela gráfica. Pero una vez que el lector conecta con las pretensiones de Appignanesi, todo es mucho más fluido, y al final la lectura se hace hasta corta. Se entiende cuál es la batalla de Freud para ser una figura respetable en los círculos científicos de su época, su relación conyugal, y sus propios dilemas para ir construyendo la forma en la que cree que hay que tratar la historia y las conexiones sexuales de esa condición. Y no se puede obviar el riesgo que tiene su parte final y ese sorprendente encuentro imaginado que tiene Freud. Lo atrevido se agradece.
Si el guion es complejo, el dibujo es lo que ayuda a que sea accesible. Zárate ha acertado con todo. En primer lugar, con el diseño de los personajes, identificables, sobre todo en el caso de la figura más famosa del libro, la del propio Freud, pero con personalidad propia. Y después, por la técnica. Optar por tonalidades de grises plasmadas en acuarela le da al libro un aspecto único, muy atractivo y cercano, pero que también nos acerca de alguna manera inconsciente a la temática de Histeria, al abordar con bastante facilidad los intrincados caminos de la mente, y no solo cuando el protagonismo lo adoptan los pacientes, sino incluso en las conversaciones de Freud con sus colegas o en sus propias ensoñaciones. Zárate firma viñetas muy imaginativas que no solo le permiten impactar a primera vista, sino también hacerlo a niveles secundarios, sugeridos casi como las propias indicaciones de Freud a sus pacientes, lo que acaba formando un vínculo muy especial entre los autores, los personajes y los lectores. Histeria no es una lectura fácil, sobre todo porque se adentra en un territorio que no va a ser accesible a todos los públicos. Pero asimilando el mensaje, en su fondo y en su forma, se trata de una lectura muy interesante, compleja en muchos momentos pero muy bien trazada y estructurada para que satisfaga a eruditos y profanos por igual.
SelfMade Hero publicó originalmente Hysteria en octubre de 2015. El contenido extra lo forman una introducción de la novelista Deborah Levy y un portafolio de bocetos de Óscar Zárate.
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