CÓMIC PARA TODOS

‘Yo, asesino’, de Antonio Altarriba y Keko

01203760101_gEditorial: Norma.

Guión: Antonio Altarriba.

Dibujo: Keko.

Páginas: 136.

Precio: 19,90 euros.

Presentación: Cartoné.

Publicación: Noviembre 2014.

Qué difícil es describir a un buen villano. Y qué difícil es hacerlo cuando, en realidad, ese personaje no sólo no se siente como villano sino que además la propia historia le va situando en unos apabullantes escenarios de ambigüedad. Yo, asesino es una de esas historias de ficción popular que piden a gritos un personaje protagonista brutal, original, fuerte y contundente. Antonio Altarriba y Keko lo crean, lo modelan, lo humanizan, lo explica y llegan casi hasta el terreno de entenderle. Casi, porque eso es lo más grande de este cómic, el horror arranca desde lo cotidiano pero sigue siendo un horror execrable. «Matar no es un crimen. Matar es un arte». Esas son las dos primeras frases que hay en Yo, asesino, escondidas bajo el anonimato que en ese momento pesa sobre su protagonista, con una simple pincelada en rojo sangre siguiendo el modelo que apunta ya la cubierta del libro y que marcará toda su extensión, y que acaban siendo el preludio de una novela gráfica portentosa, que no para de crecer según se suceden las páginas, que intriga, emociona, horroriza y, al final, deja la sensación de haber leído una magnífica obra maestra. No es el morbo del asesinato, es el virtuosismo con el que Altarriba y Keko han mezclado lo macabro, lo humano y lo artístico, que son las tres facetas que abordan en este imprescindible tebeo.

Si hay un acierto esencial en el guión de Altarriba está en la forma en la que crea a su protagonista, Enrique Rodríguez Ramírez, un profesor universitario de arte que tiene la afición de matar. En cuatro páginas ha sentado sus bases, y en las más de cien que componen esta novela gráfica crea un retrato formidable. Cada escena ayuda a su construcción, de la misma forma que cada asesinato ayuda a que la historia avance. La forma en la que Altarriba introduce los flashbacks es sencillamente genial, porque no los utiliza para acumular morbo sino para ayudar a comprender al personaje, los coloca en el momento adecuado, cuando ayudan en la descripción. Al mismo tiempo, impresiona la forma en la que Altarriba accede a los más primario del ser humano en contraste con lo más complejo, con las tesis artísticas que hay en la obra y con los constantes dilemas morales y éticos que salpican el comportamiento no ya del profesor Rodríguez Ramírez sino de cada uno de los personajes que desfilan por sus páginas. En este sentido, Yo, asesino es todo un reto para el lector, al que se obliga a transitar territorios discutibles, situaciones personales complejas y desafíos intelectuales mucho más profundos de lo que en un primer vistazo se puede asimilar. Y el final, tan soberbio como abierto, es otro de esos instantes que se quedan grabados en la memoria no a fuego, sino a rojo sangre.

Ese uso del color es quizá el recurso más evidente del trabajo de Keko. En una novela gráfica en blanco y negro, cualquier pincelada de color es un camino relativamente sencillo. Pero Keko lo utiliza de una forma hermosamente metafórica, trascendiendo la presencia de la sangre y dándole un significado en cada contexto, siguiendo las indicaciones precisas del guión de Altarriba. Y eso es lo que convierte ese simple detalle en una absoluta genialidad. Sólo por eso, Yo, asesino ya adquiere el rango de obra magna en su conjunto y desde su apartado visual, pero es que Keko no se detiene ahí, ni mucho menos. Su blanco y negro es absorbente y poderoso, mucho más allá del misterio y la tensión que envuelven a cualquiera de las escenas de asesinato. Sus figuras son carismáticas, y aprovecha la sencillez de su trazo para hacerlas reconocibles. Y su narrativa es deslumbrante. Yo, asesino tiene una capacidad enorme de cautivar por todo lo que cuenta y por cómo lo cuenta, por cómo introduce sutilmente el tema del terrorismo de ETA en una historia que nada tiene que ver con él, por hacer que el amor (o la falta de él) se convierta en una cuestión capital en el retrato de un asesino, y por colar lo más turbio en un mundo de lo más cotidiano casi sin que nos demos cuenta a este lado de la página. Una espléndida obra maestra.

El libro no tiene contenido extra.

Un comentario el “‘Yo, asesino’, de Antonio Altarriba y Keko

  1. Pingback: ‘Yo, loco’, de Antonio Altarriba y Keko en CÓMIC PARA TODOS - Antonio Altarriba

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Esta entrada fue publicada en 19 febrero, 2015 por en Antonio Altarriba, Cómic, Keko, Norma y etiquetada con , , .

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