Editorial: Fulgencio Pimentel.
Guión: Beto Hernández.
Dibujo: Beto Hernández.
Páginas: 48.
Precio: 17 euros.
Presentación: Cartoné.
Publicación: Junio 2014.
De vez en cuando el cómic depara personajes cuya fama es difícil de explicar. Y no precisamente por su falta de calidad, sino por sus escasas apariciones. Errata Stigmata apenas ha protagonizado varias decenas de páginas, todas ellas incluidas en este volumen de muy corta extensión, y sin embargo Beto Hernández sigue teniendo que hablar de su creación más de treinta años después de la primera aparición de esta muchacha que tiene como principal rasgo su estigmatización, sus heridas en las manos que recuerdan a las de Jesucristo cuando fue crucificado. Alrededor de ella, Hernández monta un mundo singular, cambiante, siempre impactante, bizarro y extraño, inclasificable en todo momento, porque rehuye la tentación simplista de calificarlo de steampunk tras su primera historia, que lo es, con lo que muestran las demás, que se colocan en géneros, ambientes y pretensiones sumamente diferentes e incluso hasta contradictorias. Errata Stigmata es, desde su modesta extensión, una pequeña gran referencia del cómic independiente norteamericano de comienzos de los años 80, muestra del talento de Hernández aún siendo uno de sus primeros trabajos
No importa cuántas ideas se puedan extraer de la primera historia de Errata Stigmata, Radio Zero, que no tardarán en cambiar según se van pasando las páginas, y sin embargo ahí vienen a estar las claves del mundo en el que vive el personaje central. Pero para comprender el alcance de la protagonista hay que seguir avanzando. En Lágrimas llovidas del cielo, probablemente la mejor y más turbia historia del libro, Hernández se detiene en el origen del personaje, en su infancia, en su enfermedad y todo lo que ello supone. Se acabó la diversión, porque aquí abraza una tragedia y un drama que era difícil supone leyendo, por ejemplo, Le Con-Tre-Temps, un pequeño y divertido escarceo sexual con el que, eso sí, se define a la perfección a Errata. Y eso sin contar con la poderosa metáfora y las increíbles interpretaciones filosóficoas que se pueden extraer de La muerte, Dios y el diablo son uno. Tan dispar es cada historia con respecto a la anterior que casi da la impresión de formar parte de series diferentes, pero al mismo tiempo se nota el sello de Hernández y se agradece la presencia de Errata como centro de todo.
Aún siendo una de las primeras obras de Hernández, su dibujo es sobresaliente. Cambiante según la misma evolución del autor como ilustrador, pero atractiva de principio a fin. Y mucho más compleja de lo que puede parecer a simple vista. ¿Un ejemplo? Le Con-Tre-Temps, la historia más sencilla, casual y divertida de todo el volumen, un continuo plano fijo lateral de Errata en la cama con un tal Bob, un licenciado en teología. Pues bien, no hay más que mirar al fondo y ver la forma del ventanal y de la luna que se ve a través de él, diferente en todas y cada una de las aparentemente sencillas viñetas. Esa es sólo una muestra de la genialidad de Hernández, que no se esconde sino que se manifiesta a través de un trazo sencillo y con su siempre contundente blanco y negro (a excepción de la última página que hay en el volumen, que sí es en color). Puede que Errata Stigmata no sea un personaje demasiado conocido, algo que en el fondo es complicado dado su origen en el cómic independiente y el reducido número de historias que ha protagonizado, pero resulta esencial para comprender la categoría de Beto Hernández. Y una lectura que no se ha quedado en absoluto desfasada y que bien podría ser un descubrimiento contemporáneo.
El libro incluye las historias de Errata Stigmata que se publicaron originalmente en Love & Rockets entre 1982 y 2014. Como contenido extra, el libro ofrece una entrevista con Beto Hernández firmada por Alberto García Marcos y César Sánchez.