CÓMIC PARA TODOS

‘Spiderman. Vuelta a casa’, de J. Michael Straczynski y John Romita Jr.

image_galleryEditorial: Panini.

Guión: J. Michael Straczynski.

Dibujo: John Romita Jr.

Páginas: 192.

Precio: 3,99 euros.

Presentación: Cartoné.

Publicación: Septiembre 2010.

Uno de los problemas, siempre dicho entre comillas, de tener más de una cabecera dedicada a un personaje es que a veces sus mensajes pueden ser sencillamente contradictorios. Mientras Paul Jenkins y Mark Bukingham hacían en Peter Parker: Spider-Man una de las versiones más optimistas y clásicas de las últimas décadas (las reseñas de los dos volúmenes publicados con ella en España, aquí y aquí), J. Michael Straczynski y John Romita Jr. mostraban en The Amazing Spider-Man una cara opuesta, dramática y tensa, pensando en el futuro. Lo curioso es que, dentro de esa contradicción, acaban por ser complementarias porque Spiderman es un personaje rico pero identificable dentro de unos parámetros. Tanto lo alegre como lo trágico desembocan siempre en las mismas cuestiones, en la muerte del tío Ben, en el amor por tía may, en su identidad secreta y en los motivos por los que Peter Parker se pone una máscara para ayudar a los demás. Puede ser cuestionable que tantas décadas después de su nacimiento todavía se le puedan dar vueltas al origen del personaje en Vuelta a casa, pero hay que reconocer que Straczynski tiene la habilidad suficiente como para intrigar, una vez pasada la probable reacción inicial de rechazo ante esa idea.

Porque, hay que asumirlo también, una de las tramas que más hartazgo pueden causar en un lector habitual de un personaje es la enésima revisión del origen. En todo caso, Straczynski entra en ese terreno pantanoso con pies de plomo, sin hacer una extensa recreación del momento, sino soltando pinceladas para que el lector haga su composición de lugar. Debatible, sin duda, pero abriendo el apetito de saber más. Y esa sensación llega porque, en realidad, el guionista presenta dos personajes clave, Ezekiel y Morlun, sin dar en realidad demasiados datos sobre ellos, dejando una hoja casi en blanco para desarrollar en el futuro pero dejando clara la importancia de ambos en la historia presente. De esta forma, deja el protagonismo donde tiene que estar: en Spiderman y en Peter. Dos caras de la misma moneda que encuentran el reflejo más hermoso en el momento en el que el héroe cree realmente que está a punto de morir en combate y coge el teléfono, no para pedir ayuda sino para hablar con las mujeres más importantes de su vida, May y Mary Jane, quien no está en casa, demostrando una vez más que la mala suerte es inherente al personaje (él mismo lo explica a la perfección unas escenas antes: «cada vez que estoy de buen humor (…) siempre hay cuatro o cinco malosos, o seis siniestros, o diecinueve, deseando hacerme añicos y estropearme el día»).

Lo realmente remarcable de estos números está en que Straczynski se detiene en momentos de enorme carga dramática, en conversaciones trascendentes (incluyendo la hasta entonces impensable pero siempre temida charla entre Peter y May después de que ella, finalmente, descubra la identidad secreta de su sobrino; un número, el último que recoge este tomo, tan debatible como imprescindible), sin que decaiga la necesaria acción en una historia de Spiderman. En ambos terrernos, Straczynski se apoya en un John Romita Jr. sensacional. Las expresiones de Peter y May son impresionantes, pero no lo son menos las escenas de batalla que plantea (quita el aliento la doble splash page del cuarto capítulo de la historia) o la puesta en escena de cada aparición de Spiderman o Morlun. Con Straczynski y Romita, Spiderman se hace mayor, crece, evoluciona, mira al pasado con distancia, tiene actitudes probablemente más maduras, pero no por ello deja de ser el mismo superhéroe divertido de siempre. Al menos no en esta historia, una buena mezcla de acción y trascendencia, de superhéroes y de drama familiar, con las acertadas dosis de crónica social que tan bien encajan con Spiderman (ayudando a una de las alumnas de su instituto), muy bien escrita por Straczynski incluso con los elementos más polémicos de su planteamiento, y con un gran dibujo de Romita.

El libro contiene los números 30 a 35, 37 y 38 del segundo volumen de The Amazing Spider-Man, publicados originalmente por Marvel Comics entre junio de 2001 y febrero de 2002. Como contenidos extra, aparece un artículo de presentación escrito por Julián M. Clemente y las portadas originales, ilustradas por J. Scott Campbell para los números 30 a 35 y Kaare Andrews para los dos finales. Panini publicó este volumen como el primer número del coleccionable Marvel Héroes.

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Esta entrada fue publicada el 9 enero, 2014 por en Cómic, J. Michael Strazcynski, John Romita jr., Marvel, Panini, Spiderman.

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