Guión: Boaz Yakin.
Dibujo: Nick Bertozzi.
Páginas: 404.
Precio: 28 euros.
Presentación: Cartoné.
Publicación: Octubre 2013.
Hay muchas formas de evaluar una novela gráfica como Jerusalén. Un retrato de familia. La más evidente es como una lectura histórica y madura, cruda como fue el marco délico y de confrontación en el que se desarrolla la historia de la familia Halaby. Ligada a ese contexto, es una obra tan sobrecogedora como intimista, porque es un relato de personajes. El contexto, que además le da título, es fundamental, pero su espíritu está en los protagonistas y de ahí el subtítulo. A pesar de las muchas diferencias que hay con respecto a Persépolis, se puede juzgar como una obra heredera en algún sentido del merecido éxito de aquella, y eso es algo que se puede apreciar en el estilo de dibujo que propone Nick Bertozzi, sumamente expresivo dentro de la sencillez de su trazo. Y también ha de evaluarse desde la sorpresa que supone repasar la trayectoria de su guionista, Boaz Yakin, conocido por su trabajo en Hollywood en películas alejadísimas de las pretensiones de Jerusalén, como pueden ser El vengador, El principiante o Prince of Persia. Las arenas del tiempo, vehículos de acción con los que reventar taquillas. Mezclando todas esas valoraciones, parece evidente que Jerusalén es una de esas lecturas que permanece en la mente del lector durante mucho tiempo.
La novela gráfica casi llega a 400 páginas con una docena de personajes verdaderamente trascendentes en su relato. Sin embargo la narración es increíblemente fluida. Yakin sabe cuándo cambiar de escenario, cómo mezclarlos para que sean algo más que una sucesión de secuencias y aporten significado, y Bertozzi se suma con acierto a esa tarea de facilitar al lector el repaso a un relato tan denso y cargado de significado con un dibujo sencillo pero carismático, en el que cada personaje se identifica siempre con facilidad. Y eso tiene aún más mérito si tenemos en cuenta que la narración nos sumerge de lleno en un conflicto longevo, farragoso, a veces difícil de seguir por las informaciones de actualidad y en el que casi se nos obliga a escoger un bando. Estamos en el final de la Segunda Guerra Mundial, asistiendo al conflicto abierto tras el reconocimiento de Israel como estado en la ONU, en los coletazos finales del mandato británico en Palestina. Siendo esencial esa faceta histórica de la novela gráfica, la brillantez del resultado final se esconde en la manera natural en la que Yakin ha insertado el conflicto familiar, que nace como el enfrentamiento entre dos hermanos y se desarrolla a través de sus hijos, para que recorra de forma paralela al odio que desemboca en la sangría de un pueblo sin necesidad de caer en giros evidentes o excesivamente dramáticos.
La tensión se palpa en cada escena, en cada una de las relaciones de confianza, cariño, desilusión y odio que se establece entre los personajes. Y es muy difícil atribuir ese mérito por separado a uno de los dos autores. En el guión de Yakin se nota el conflicto, en los hechos más generales y en los diálogos más concretos. Pero es también impresionante el trabajo de Bertozzi para que esas sensaciones den un paso al frente e invadan la mente del lector. Además, el ilustrador consigue ese complejo objetivo partiendo desde premisas muy clásicas, con una disposición de viñetas sencilla y reconocible, pero en la que ya desde la primera página introduce pinceladas más modernas. En ese caso, el sonido de las campanas, zigzagueando entre las viñetas. Más adelante, brilla con luz propia el giro de algunos grados cuando procede sacudir la historia o el uso dramático de los blancos. Pequeños detalles que amenazan con pasar desapercibidos pero que se graban en el subconsciente del lector para dar a la historia una interpretación aún más profunda. De esta forma, Jerusalén es un relato que nunca deja de crecer, que impacta desde las primeras escenas y que, aún así, atrapa un poco más con cada página que se avanza, incluso con ese triste, dramático y poéticamente triste final, que remite al crescendo de la violencia y el odio dentro de esta historia real que por desgracia no ha encontrado todavía un final.
First Books publicó originalmente la obra, bajo el título de Jerusalem: A Family Portrait, en abril de este 2013. La obra cuenta con con una introducción en la que se explica el origen y la realidad histórica de la ciudad de Jerusalén y de la familia que protagoniza esta historia, además de un mapa de Palestina en el año 1945, que ayuda a la comprensión del relato.